Al igual que el arcabuz la utilidad de los cañones en la conquista de América era principalmente psicológica. Incluso un pequeño cañón era capaz de hacer un sonido ensordecedor, escupir fuego y lanzar bala en una distancia de 2000 yardas; Según los mismos españoles los nativos se congelaban ante la aparente habilidad del cañón de manipular el poder del trueno y el relámpago. Pero su real utilidad era menos espectacular, los grandes cañones eran demasiado pesados para moverlos por tierra, así que se utilizaron principalmente los falconetes (cañones pequeños), pero su cantidad era muy reducida a esto hay que sumarle la dificultad de transporte y la necesidad de pólvora seca para usarlos, que en los climas húmedos de las Américas se convertía en un problema más del cual hacerse cargo.
